En Estudios sobre la histeria (1893-1895), Freud menciona por primera vez el término inconsciente (das Unwebusstein). En ese libro, propone lo inconsciente como consecuencia de un evento traumático que escinde la psique. Así, lo inconsciente está divorciado del yo, éste no sabe nada de ello.
A la representación de dicho trauma se le sumará, en lo inconsciente, todo lo que tenga por premisa aceptar el trauma y, como esto es una representación que contradice al yo, también es inconsciente.
Todas las representaciones inconscientes son eficaces, tienen un carácter dinámico, influencia en la conciencia, se mantienen actuales, y puede crear retoños.
Las representaciones, tanto del trauma como de las premisas que aceptan el trauma, pueden ser susceptibles o insusceptibles de conciencia, es decir, que de algunas podremos saber algo, de otras no.
Para que una representación pueda ingresar al preconsciente se deben conectar con una representación preconsciente inofensiva que las encubra.
Si bien al inicio Freud considera que, además de lo traumático, la fuente de lo inconsciente es lo infantil (lo primario), posteriormente reconocerá que todo acto psíquico comienza como inconsciente y podrá permanecer como tal o pasar a lo preconsciente si no es reprimido. En resumen, puede afirmarse que el núcleo de lo inconsciente está formado por mociones de deseo.
Las representaciones inconscientes pueden realizar dos funciones: condensación y desplazamiento. La condensación se da cuando una representación recibe la investidura de muchas otras representaciones; el desplazamiento, por su parte, se da cuando la investidura pasa a otra representación.
Freud distingue, además de representaciones inconscientes, deseos y pensamientos. Los deseos son corrientes que empiezan en el displacer y apuntan al placer, son infantiles (se remontan a la primera etapa de la vida), pueden cumplirse a través de los sueños, y están siempre alertas; además, son los únicos que ponen en movimiento el aparato anímico.
Los pensamientos inconscientes, por su parte, no se cancelan sino que pueden coexistir simultáneamente pensamientos contradictorios, por ello puede coincidir, en lo inconsciente, aquello que en la consciencia se presenta escindido en opuestos. Además, tienen la cualidad de poder "corregir" escenas o pensamientos conscientes.